En las últimas décadas el trasplante de órganos se ha consolidado como tratamiento médico para dar respuestas a determinadas patologías; mientras que el avance de la ciencia en este campo se refleja en la cantidad de intervenciones realizadas en el país que además de salvar vidas, mejoran la calidad de vida de el/la paciente.
El trasplante como práctica, requiere y exige del compromiso de la sociedad en su conjunto: equipos médicos, centros sanitarios y personas donantes.
Es importante dar cuenta de que ser donante no genera riesgos, sino que se convierte en la oportunidad de seguir viviendo.